En la costa suroeste de República Dominicana, bañada por las aguas del
mar Caribe, se encuentra la ciudad de Pedernales, dueña de una rica
biodiversidad, importantes recursos endémicos y con un alto valor
eco-turístico que guarda en sus 2,074 kilómetros cuadrados de extensión
territorial.
El nombre de Pedernales proviene del rio que pasa por la provincia y
que lleva el mismo nombre. Pero, en esencia el nombre se debe a la
existencia en la región del mineral "pedernal", una especie de roca
sedimentaria de la cual los antiguos aborígenes fabricaban ciertos
utensilios punzantes, como hachas de mano y las puntas para sus flechas.
Una visita a Pedernales es asistir a una cita con la propia
naturaleza, virgen y hermosa, de clima tropical. Pedernales está
declarada como municipio para el turismo sostenible, debido a que todo
su suelo es reserva de biósfera y el 75 por ciento de su territorio es
área protegida, por lo que se ha constituido en un destino muy
interesante e ideal para el turismo ecológico, turismo de investigación
y, por supuesto, para algunas actividades de aventura.
Entre sus más importantes atractivos está el Parque Nacional Jaragua,
el cual posee una biodiversidad reconocida en el mundo científico y
donde abundan orquídeas endémicas, begonias y plantas xerófilas, entre
otras especies. Allí se puede apreciar la naturaleza prístina de las
Antillas, particularmente de los ecosistemas áridos y costero-marinos.
También está el Parque Nacional Sierra de Bahoruco, cubierto en su
mayoría por bosques naturales que se extienden en dirección
noroeste-sureste y lugar que fuera escenario de importantes
acontecimientos durante la época de la colonización, ya que fue escogido
como refugio por el cacique Enriquillo y los negros cimarrones, quienes
se rebelaron contra la dominación española.
En el año 2002 esta zona fue declarada por la UNESCO como núcleo de
la Reserva de la Biósfera Bahoruco-Jaragua-Enriquillo ya que, además del
Parque Nacional Jaragua y la Sierra de Bahoruco, se incluye al Lago
Enriquillo.
Este parque natural también es el albergue del Hoyo de Pelempito, una
depresión con una profundidad de unos 700 metros y que ofrece una vista
impresionante desde su máxima altura. Tiene una forma triangular de 2.5
kilómetros de ancho por 7 kilómetros de largo y es el resultado de
varios movimientos y rupturas geológicas. La temperatura allí oscila
entre los 25 grados Celsius, la máxima, durante el mediodía y cero
grados Celsius, la mínima, en las noches.
También está la Laguna de Oviedo, ubicada en el límite noreste del
Parque Nacional Jaragua con unos 28 kilómetros cuadrados de superficie.
En sus aguas hipersalinas confluyen varias fuentes de agua dulce,
encontrándose asociadas a ellas extensos manglares y una rica avifauna
nativa y endémica.
La región tiene un gran potencial turístico ya que cuenta con las
hermosas playas de Bahía de las Águilas y Playa Blanca, además de las de
Cabo Rojo y la denominada Pedernales. Bahía de las Águilas es, quizás,
una de las más hermosas playas del país y del mundo y está ubicada en la
parte oeste del Parque Nacional Jaragua, con unos 8 kilómetros de
longitud y formada por finas arenas blancas provenientes de los hermosos
arrecifes de coral que se encuentran cerca de la costa.
Hacia el sur, Pedernales cuenta con dos islotes con innumerables
atributos: Isla Beata, con un extensión de 27 kilómetros cuadrados, que
acoge la mayor población de iguana rinoceronte y la presencia de una
especie de lagarto considerado como uno de los más pequeños del mundo;
el Bubí (Sula leucogaster) es un ave marina grande de la familia del
gannet, Sulidaey: la isla Alto Velo, que también es parte del Parque
Nacional Jaragua y posee enormes grutas submarinas, con una fauna marina
rica en especies e ideal para el buceo.
La provincia también cuenta con un importante inventario de cavernas,
muchas de ellas con evidencia de arte rupestre, como pictografías
hechas con pintura roja. Entre las más sobresalientes están La
Altagracia, Trou Nicolás, La Colmena, Las Caritas, La Colonia y otras en
el Hoyo de Pelempito.